Sus flores salen al final del Otoño y durante el invierno, aparecen sus bayas redonditas y de alegres colores: amarillas, rojas, naranjas...
Es un árbol de navidad que pasa desapercibido porque no tiene espumillón, ni luces, ni adornos llamativos, sólo cuelgan esos bonitos frutos que alimentarán a las aves y pequeños animales y con los que saldrán nuevos madroños en primavera.
Madroño en un jardín de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca)
Dar lo mejor de sí mismo, incluso ante la adversidad, cuando las condiciones son las peores y las más duras, es un signo de renovación, de esperanza, de alegría.....es un milagro.
Qué sigamos siempre creando cosas bellas y nunca dejemos de imaginar.¡¡¡Feliz Navidad¡¡¡